EL MODO ESCENARIO (y 3)

 Hemos visto ya la definición del Modo Escenario, y algunos consejos prácticos para empezar a usarlo. Déjame dedicar el artículo de hoy a un concepto sobre el que nunca insistiré demasiado: la coherencia.

El Modo Escenario, el concepto nuclear del método que te propongo, no es una simple idea, o algo que debamos aprender aisladamente. El Modo Escenario bebe directamente del mensaje de tu presentación.

El Modo Escenario bebe del mensaje. Imagen: Mihow (freeimages.com)

El Modo Escenario bebe del mensaje. Imagen: Mihow (freeimages.com)

Tus herramientas expresivas harán mucho más efectiva tu comunicación en público. Pero la base de esa comunicación son las ideas que quieres trasladar. Por eso, a la hora de usar consciente y deliberadamente esas herramientas, hay algo que nunca debemos perder de vista: que ese uso sea coherente con la idea que comuniques.

Y dentro de esa coherencia, distingo dos aspectos: coherencia con el mensaje y coherencia entre los elementos.

¿Qué objetivos conseguiremos con eso? SER MÁS CREÍBLES Y NATURALES.  ¿Quieres saber cómo?

OBJETIVO: CREDIBILIDAD

Es interesante distinguir dos tipos de credibilidad: la credibilidad del mensaje (credibilidad de argumentaciones, estructura, diseño, datos, ejemplos, etc…) y la credibilidad de ejecución, que se desprende de tus habilidades de comunicación en el escenario. Ambas son necesarias, y se retroalimentan. Hoy nos centramos, por supuesto, en la segunda.

Como veíamos en un artículo anterior, en determinadas situaciones el componente no verbal puede suponer hasta un 90% de la comunicación. Dicho de otro modo, nuestros elementos expresivos completan el mensaje. Pero no sólo eso: también están ahí para mantener la atención del espectador.

Michael Caine, creíble en cualquier papel. Fuente: Wikipedia.

Michael Caine, creíble en cualquier papel. Fuente: Wikipedia.

La variación en el uso de la voz, y la riqueza gestual de nuestro discurso harán que la audiencia nos siga con menos dificultad, y con mucho más interés. Decir cosas distintas, cada una en su forma adecuada, es básico si queremos aumentar la atención e imprimir más emoción en nuestras palabras.

Pero esa variación nunca puede ser aleatoria. Si lo único que pretendes variando tu voz y tu gesto es llamar la atención, estarás errando el tiro. No olvides que tu voz y tu cuerpo completan el mensaje. Y por ello su uso ha de estar íntimamente ligado al significado. Usarlos de forma errática, incoherente y sin concierto no mejorará tus dotes comunicativas. Y no te hará más creíble, sino todo lo contrario.

OBJETIVO: NATURALIDAD

Si tus elementos expresivos deben ser coherentes con el mensaje, hay una última idea que no puedes pasar por alto: que sean coherentes entre sí. Eso es lo que llamamos naturalidad.

Podrías pensar que si tu voz y tu cuerpo son coherentes con el mensaje, automáticamente lo serán entre sí, y esa idea es bastante lógica. No obstante, mi experiencia dice lo contrario. En el mundo de las presentaciones (y en el de la interpretación -el de los actores- también) nuestra voz y nuestro cuerpo se disocian en muchas ocasiones.

Es muy frecuente ver oradores con un buen uso de la voz, a los que el cuerpo no acompaña. Y el ejemplo contrario, aunque menos frecuente, también sucede.

La naturalidad, no obstante, se desprende de un uso coherente de lo que expresas oral y corporalmente. Si un orador usa con solvencia su voz, pero tiene el cuerpo envarado y se mueve con torpeza, no nos parecerá una persona espontánea ni natural. Y si mueve su cuerpo con soltura, pero su voz se entrecorta y es poco audible, nos producirá el mismo efecto.

Aumenta el volumen vocal y gestual. Imagen propia.

Aumenta el volumen vocal y gestual. Imagen propia.

Normalmente, estas disociaciones son efectos, una vez más, del estrés. Como contaba en el primer artículo, nadie se comporta así de forma deliberada. Nadie lo hace a posta. Todas estas son acciones involuntarias, efecto de los nervios. Y la mejor receta para paliar estos efectos es, como ya comentaba en aquella ocasión, la conciencia y el uso deliberado de nuestros elementos expresivos. Es decir, el uso del modo escenario.

SOBRE LA SERIE “EL MODO ESCENARIO”

He usado algunas divisiones y subdivisiones de conceptos para poder clarificar y ordenar la información. No obstante, lo último que quiero es que pienses en lo que te propongo como algo inabarcable o complejo.

No intentes aplicarlo todo de una vez. Empieza por los pequeños pasos. Intenta ampliar con más conciencia tu voz y tus gestos en la próxima oportunidad. Pruébalo, corrige, y vuelve a intentarlo. Conseguirás dominarlo poco a poco. Cuanto más lo hagas, más efectivas serán tus presentaciones, y más cerca estarás de conseguir tus objetivos.

 “A más ver…”

Un comentario en “EL MODO ESCENARIO (y 3)

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